En
épocas de recesión o crisis como la que estamos viviendo desde hace
años, hay partidas en toda empresa que se contraen más rápidamente
que otras. Sin ir más lejos, comparemos la cesta de Navidad que
recibimos hoy con la que nos daban en la empresa (en el caso de
seguir en la misma especialmente) hace diez años. Seguramente el
volumen, precio o calidad ha descendido, y es que de no ser porque es
parte de una tradición muy arraigada, la mayoría de empresas
dejarían de ofrecerla. Es más, algunas ya lo han hecho…
Al
detenerse en la
partida de gastos de representación nos damos cuenta de que
ocurre una situación similar, y es que cada vez son seleccionados
con más cuidado aquellas empresas, clientes y proveedores a los que
se les dedica una cantidad monetaria en concepto de gastos de
representación.
Brevemente, para situar a algunos de los lectores, los
gastos de representación son aquellos derivados básicamente de
regalos a personas o equipos de otras empresas ajenas a la propia con
la que se establece algún tipo de relación comercial y que tendrán
un retorno o beneficio futuro. Los más habituales podrían ser el
invitar a unas entradas para un partido de fútbol, una estancia en
un hotel, un bono para pasar un fin de semana de relax…
La
clave del párrafo anterior se desprende de su carácter futuro. Y es
que en estos últimos años, las empresas en general han dejado de
pensar en acciones de futuro para tomar medidas que afecten a su
presente, pues sin asentar el día a día difícilmente podrán
llegar a un futuro demasiado lejano. Es una situación crítica para
muchas, en las que de hecho se pierde el carácter estratégico de
muchas de sus acciones, por lo que pensar en presente también puede
estar hipotecando el futuro.
Nadie
mejor que los directivos y responsables de cada empresa para decidir
sobre sus líneas maestras y sobre este complicado ejercicio o
balance entre presente y futuro. Es por ello, que la caída en los
gastos de representación de las empresas ha sido notable, y que las
relaciones comerciales futuras buscan cada vez más un carácter
presente que verdaderamente aporte valor a la empresa desde un primer
momento.
¿Cómo
se ha vivido este proceso en tu empresa? ¿Qué experiencias tienes?
Esperamos tu participación.
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